Tánger, Asilah y Tetouan

Sabor exótico

Marruecos

Durante el mes de marzo mi marido y yo, junto con nuestros amigos, empezamos a hablar de hacer un viaje juntos, animados por las ofertas que veíamos en Internet. Barajábamos varios destinos, en especial Alemania (Bremen y Hamburgo), Mallorca, o el norte de Marruecos. El viaje iba a ser cosa de 3-4 días.

Aunque el vuelo a Alemania era mucho más barato, nos decantamos finalmente por el buen tiempo y por el sabor exótico del norte de Marruecos.

 ¿Agencia de viajes? ¿O por libre?

Os recomiendo que si váis a Marruecos, en especial a ciudades del norte, lo hagáis por libre : no hay ningún misterio, y podéis llegar a todos lados o bien andando o bien con taxi, y a buen precio.

Si váis por libre, el viaje es mucho más barato y no os preocupéis..... ¡Marruecos es un país totalmente seguro!

 ¿Qué época es mejor para ir a Marruecos?

El clima en el norte de Marruecos es muy similar al nuestro. Mientras que para viajar al sur es preferible que viajéis en invierno, si vais a Tánger, Asilah, Tetoúan, o otras ciudades del norte, podéis hacerlo en verano.

Para nosotros, viajar en junio fue ideal. Pensad que en julio y agosto la ciudad se llena de españoles que cruzan el Estrecho, y en consecuencia los precios suben y todo está más abarrotado de gente.

¿Que necesito para ir a Marruecos?

Llevar el pasaporte en vigor es, obviamente, necesario, siempre y cuando no vayáis a estar en el país más de 3 meses. Al ser españoles no hará falta el visado.

Obviad las vacunas si no váis a estar muchos días, ya que Marruecos no es un país de riesgo. Eso sí, y como siempre digo, es recomendable tener un seguro de viajes, aunque  si váis al norte del país tendréis Ceuta (Sebta, como ellos la llaman) a la vuelta de la esquina!

La moneda en Marruecos

Su moneda oficial es el Dirham (MAD). En la actualidad, 1 € = 11MAD

Os aconsejo que cambiéis lo suficiente a vuestra llegada al aeropuerto.  Veréis la casa de cambio enseguida.

Además, cuánto más dinero se cambia, más se salís ganando en el cambio de divisas. Es decir, lo que sale a cuenta es cambiar todo el dinero que queráis gastar de golpe, y no ir cambiando divisa cada dos por tres.

No cambiéis moneda en bancos ni en hoteles, puesto que éstos son los más caros. Preferiblemente, cambiad divisa en Tánger : en pueblos como en Asilah, el precio del cambio es peor.


No olvidéis que no os será posible cambiar Dirham en España, puesto que esta moneda no se puede importar ni exportar del país. Lo de exportar es muy relativo : actualmente, los dirham que me sobraron lucen estupendamente en la estantería de mi casa, junto a las libras egipcias! Lo digo, no obstante, porque eso sí, todo tipo de cambio hay que hacerlo en Marruecos.


Como en otros países, los marroquíes os aceptaran el pago en euros. Ojo, porque al pagar en euros, ellos redondean el precio de forma que vosotros salís perdiendo. Os saldrá más barato pagar en su moneda oficial. Además, no aceptan las monedas de céntimo de Euro. 

En definitiva, y bajo mi punto de vista, mucho mejor que os manejéis en Dirham, para evitar timos y pagar de menos.


Por último, no déis por hecho que podréis pagar en todas partes con tarjeta. Sí que podréis hacerlo en el hotel, pero no en todos los bares y restaurantes.

Los precios en Marruecos

Lo que os váis a gastar en Marruecos va a ser nada y menos. Para que os hagáis una idea:

• Un periódico - 3 Dirham
• Un té - 7 Dirham
• Un café - 5 Dirham
• Un helado - 6 Dirham
• Un Donut - 8 Dirham
• Un panini de pollo + patatas + lechuga - 25 Dirham
• Un agua grande - 6 Dirham

Regatear es necesario, en especial en los Zocos. Veréis no obstante, que algunas tiendas tienen los objetos con el precio marcado. Este precio es fijo, y no valdrá de mucho que regatéeis aquí, a no ser que compréis muchas cosas y que el dependiente os haga por ello una pequeña rebaja.

Bares y restaurantes también tienen precio fijo, mientras que para pedir un Taxi también vale el regateo. Ojo, porque no podréis regatear en el precio del Taxi que os lleve desde o hasta el aeropuerto. Ya hay una tarifa fija - que de hecho está en un cartel a las puertas del aeropuerto - de 120 MAD.

El alojamiento

Nosotros pagamos por 3 noches en Tánger 100 € por cabeza. No está mal, pero hay precios mucho más bajos.

Lo cierto es que estábamos en un Hotel de 4 estrellas, limpio, con bar y restaurante, con piscina y muy bien situado, llamado Hotel Atlas Almohades Tanger.

Os recomiendo que os alojéis cerca de la Medina, que es donde está todo el ambiente, o cerca de la playa, ya que hay un paseo interminable, lleno de bares y restaurantes. 

Si tuviera que sugerir uno de los mejores hoteles, me decantaría por el del que todas las guías y foros hablan, que es el Hotel Continental. 

Aunque sus precios suben y bajan según sea temporada alta o temporada baja, os puede costar lo mismo e incluso algo menos que el Atlas Almohades. Además de estar situado junto a la playa igual que el nuestro, está todavía más cerca de la Medina  (¡nosotros teníamos que andar como 20 minutos para llegar a la ella!) 

Cojáis el que cojáis, vale la pena invertir dinero en el hotel. Tened en cuenta que sus hoteles de 4 estrellas, no equivalen a los nuestros, sinó que son de peor calidad. De todas formas, yo siempre digo que, si vamos a ir a dormir, nos basta con que esté bien situado y la cama sea cómoda.

Para gustos .... ¡los colores!

Por último, si vuestra intención, al igual que la nuestra es de la de visitar algunas ciudades del norte, os recomiendo acabar durmiendo todos los días en  Tánger, como campamento base.

Más cosas....

El idioma oficial es el árabe pero también se habla bereber. El francés se habla en el sur, mientras que en el norte, se conoce mejor el español.

La mayor parte del país es musulmana. Notaréis la influencia musulmana en los restaurantes, que no sirven cerdo, y en los pocos bares y restaurantes en los que podréis beber alcohol, mientras que en el hotel, probablemente, si podáis hacerlo. En cuanto a la vestimenta, en especial mujeres, no tendréis ningún problema.

Sus comercios estan abiertos durante practicamente todo el día. Recordad que alli, al igual que en Canarias, funcionan con una hora menos.  

Nuestro viaje

• Sábado, 01 de junio de 2013

Llevábamos casi tres meses esperando este día. Por lo menos yo estaba impaciente. Nos habíamos gastado 88 € cada uno en el vuelo (I/D), y por fin, había llegado el día de volar.

Salimos con autobús desde Tarragona. Una hora después, nos dejaría en la T1 del Aeropuerto de Barcelona, justamente desde donde salía nuestro avión Vueling, la compañía más económica que seguramente encontraréis. Como nuestro destino era Tánger, no pudimos hacer el check in online (sólo se permite para ciertos destinos), con lo cual tuvimos que hacer cola, enseñar los pasaportes, pasar los controles, y cuando nos dimos cuenta, Estanis, Natalia (y su pequeño embrión), María, Cesc, Óscar y yo,  ya estábamos en el avión, dispuestos para despegar a las 12.35h.

Entre comida y siesta, y puesto que el vuelo solo dura una hora y media, cuando nos dimos cuenta ya estábamos aterrizando. Nos retrasamos una hora el reloj y bajamos del avión.  Unas letras enormes, en árabe, nos  daban la bienvenida a territorio marroquí.

Llegada al aeropuerto de Tánger

Llegada a Tánger

Nada más entrar en el aeropuerto, debéis rellenar un formulario indicando el pais de origen, el motivo de viaje, profesión, nº de vuelo, y días y lugar donde váis a alojaros en Marruecos. No vayáis directos al polícia que se encuentra revisando pasaportes, puesto os hará dar marcha atrás para rellenar el dichoso papelito. ¿Nos los podrían haber dado en el avión, no?

A mano derecha, en la casa de cambio, hicimos el cambio € en MAD. (Aconsejo hacerlo aquí). Entre mi marido y yo, cambiamos 300 €, y puesto que el hotel lo pagaríamos con VISA, los 300 € para comer, cenar, comprar, taxis y excursiones, fueron suficientes.

Éramos seis, asi que era necesario regatear a dos Taxis, pero nada, no hubo suerte. Como os he comentado anteriormente, el precio es más que fijo, así que pagamos 120 MAD por cada uno de los taxis, hacia el hotel. Vamos, unos 3,5 € por persona, por un trayecto de 10KM. ¿Hace falta que os diga lo que os costarían 10 KM de Taxi en Tarragona?

Nuestro taxi!

Las habitaciones de hotel, aunque carecían de algunos detalles, no estaban nada mal. Limpias, grandes, cómodas y con balcón desde el que veíamos la piscina. Pero estábamos demasiado ansiosos como para quedarnos allí, así que salimos a tomar algo, ya que además Estanis y Natalia, a la que ya le asomaba la barriguita del embarazo, aún no habían comido nada.  

Cola

Nuestra piscina en el hotel

Giramos hacia la derecha al salir del hotel. Muy cerca del paseo veréis una calle enorme, que se llama Oumnia. La reconoceréis porque solo se ven carteles de hoteles y restaurantes con ese mismo nombre. A mano derecha, en un bar típico de paninis, con una pequeña terraza, fuimos a tomar algo y a comer. Os lo recomiendo, ya que los precios son mucho mejor que en el paseo (y eso que está al lado) y la comida está realmente buena! Un panini de pollo (muy bueno) con sus respectivas patatas fritas y ensalada rondaba los 2 €!. También podréis comer pizzas y platos combinados.

En el Restaurante

Después de comer nos fuimos dando un paseo hacia la Medina. Por el camino, hay decenas de tiendas de ropa de marca falsa, relojes y gafas. Los precios están tirados. En una de las tiendas, veréis escaparates enormes de relojes falsos que cuestan menos de 3 € !

Mientras ellos esperaban, nosotros entrabámos en una tienda tras otra! Nos llamaban la atención todas las tiendas de ropa, souvenires, y de más a ese módico precio!.Hasta las propias chicas marroquíes se agolpaban a las puertas de las tiendas.

De camino a la Medina

De camino a la Medina

Una de las mejores tiendas de Souvenires y antigüedades

En la Place de France

Llegando a la Medina, veréis una plaza pequeña - la llamada Place de France- muy concurrida por las tardes y  llena de cañones, con vistas a la misma medina. Allí nos tiramos unas fotos, y esperamos por María, a la que un marroquí le estaba "tirando la caña" descaradamente!.

Vistas desde la Place de France

Llegamos a la Medina, después de pasar un rato en una tienda de antigüedades, con objetos varios de varios años atrás. A todo esto, María se enamoró de un bote, y estuvo con el bote dale que te pego, tanto que volvió dos días después para poder comprárselo.
   

En la tienda de antigüedades

En las escaleras que dan la bienvenida al Zoco

Y por fin, llegamos a unas escaleras, pequeñas, repletas de gente vendiendo objetos de todo tipo. Desde ropa, a teléfonos de segunda mano. Tanta gente concentrada en pocos metros cuadrados, tantos objetos, tantas personas hablando en voz alta y el olor inconfundible a especies, nos indicaba que ya habíamos llegado a la Medina.



El Zoco es un mercado gigantesco repleto de gente, en especial lugareños, por todas partes comprando souvenires, frutas, verduras, pasteles, especies, etc. El caos es notable : demasiada gente, coches circulando cerca de las personas y pitando, vendedores por todos lados, etc. Pero si os gusta lo exótico, hasta el caos os resultará encantador. Lo mejor de Marruecos es que, aunque los zocos pueden ser agobiantes, los vendedores no os persiguen por las calles como sí suele suceder en Egipto.

Entrada al zoco

Estábamos entusiasmados con este lugar, y no hacíamos más que pararnos en cada una de

María en la tienda donde compramos Khol

las paraditas. Nuestra primera compra fue para adquirir un bote de Khol, un bote pequeño de polvo negro, totalmente natural, y que las mujeres marroquíes usan para pintarse los ojos.  Lo podéis encontrar en casi todas las tiendas, y no deberíais pagar más de un 1 € por él. Para mujeres viajantes : totalmente recomendable! Deja el ojo mucho más negro que el lápiz y aguanta bastante! No os asustéis si os pica al ponerlo, puesto que es normal por los ingredientes que lleva.

Posteriormente, conocimos a un chico marroquí que se nos acercó. Se llamaba Asís. Asís nos llevó a una tienda donde vendían todo tipo de aceites y cremas. La tienda, como no, era de un amigo suyo. Ya os podéis ir acostumbrando a que toda la gente en Marruecos tiene un amigo que... o un primo que...! Los precios no me parecían muy baratos, decidí esperar a ver otras tiendas mientras Natalia se compraba varios botes de aceite de Argan. 

Me dediqué a sentarme cerca de Asís y preguntarle cosas sobre Marruecos. Me contaba que en Marruecos es usual que los hombres paguen en restaurantes y bares cuando salen con sus novias o mujeres. El pobrecito, tenía una novia a la que le encantaba ir al McDonals, y lo tenía pelaillo de dinero!

Las tres con Asís

Efectivamente, la tienda donde Asís nos había llevado era de las más caras. Mientras Cesc y Stanis se pararon en un bar a tomar algo, el resto nos fuimos con él a dar un paseo. En otra de las tiendas, me compré un bote de aceite de Argan mucho más barato (cerca de 4 €). Chicas, aceite de Argan altamente recomendado para la piel. En España se vende más caro!


Nos dedicamos a dar vueltas y hacer fotos. Todo en la Medina es un desorden maravilloso de productos a vender, pero todos sus rinconen, con niños  y animales circulando, tenían su belleza y un punto de magia.

Rinconcito original en la Kasbah

 



No es una zona peligrosa, y se puede ir por libre tranquilamente, a pesar de sus estrechas calles. 


Dudo que no os pueda gustar este sitio con tanto encanto, sus patios, sus casa de estilo marroquí,  los niños jugando en todas partes, las pequeñas y antiguas tiendas...! Mi sensación constante era la de haber viajado en el tiempo, hacia bastantes años atrás....!!

En el bar de la Medina

Rincones de la Medina

Volvimos al bar junto a los demás. Asís no tenía intenciones de irse, así que le dimos una propina, que al fin y al cabo eso era lo que debía querer ya que nos estuvo haciendo de guía por todo el Zoco. Nos contó que no le estaba permitido sentarse junto a nosotros en el bar, pero que necesitaba mucho el dinero. Se mostró muy agradecido.

Rincones de la Medina

Nos pusimos en marcha de nuevo, dando tumbos y perdiendónos por las extrañas callejuelas. 


Finalmente, fuimos a parar a un mirador precioso, al que llegamos por una cuesta tras otras y varias subidas de escaleras.  El mirador, que estaba detrás de una pequeña muralla que había que cruzar era precioso, y podía verse toda la playa. Teníamos una sensación de paz y tranquilidad enorme en aquel sitio. Aunque debo decir, eso sí, que todo estaba en obras!

En el mirador de la Medina

Nos fuimos de vuelta hacia abajo y volvimos al Zoco por otro camino.

Volvimos a una de las tiendas de especies que vimos al principio. Allí conocimos a un

En la tienda de las especias

señor, el vendedor, de una bondad exagerada. Todas las especias, cremas y aceites estaban mucho más baratas que en otros sitios.

Mientras los chicos esperaban en la calle, nosotras nos volvimos locas comprando champús, aceite de Argan  y cremas entre otras cosas. En total, nos habíamos gastado de 2 - 3 € por persona. Increíble!

Quedáos con la copla del señor de la foto, y de la tienda. Totalmente recomendable!

Ya al atardecer, salimos del Zoco en dirección al Hotel. Esta vez, volvimos por el paseo marítimo, y estuvimos andando una media hora. En el paseo ya no abundan las tiendas de especies, ni de souvenires.  Solo había restaurantes, y más bien enfocados al turismo. Veréis también, junto a la playa, varios pubs y discotecas.

Llegados al hotel, nos pusimos una chaquetilla - empezaba a refrescar - y nos fuimos en busca de un restaurante. Decidimos volver al paseo. Encontramos un restaurante, con muy buena pinta donde había mucha gente cenando. Aunque nos pusieron en otro lado del bar, junto a los helados, y apartados de todo el mundo, cenamos bastante bien. En mi caso, me comí una ensalada Niçoise, y un pedazo de postre. No obstante, también podéis comer paninis, platos combinados y pizzas. Así que este sitio, recomendable, en especial, por sus postres (helados, crepes, etc.)

Estuvimos hablando de qué hacer al día siguiente. Sí, por fin haríamos una excursión a Asilah. En la recepción del Hotel, nos consiguieron un Taxi de 7 plazas. El conductor se llamaba Hamal, y vendría a recogernos por la mañana.

El precio acordado fue de 100 € para los seis. El precio es más barato si váis a ser menos personas, y por tanto váis en un taxi normal de 4 plazas. También os saldrá mejor de precio si cogéis un taxi a la ida, y otro a la vuelta (de forma que no hagáis esperar al taxista en Asilah) 

Por último, debéis saber que a Asilah también puede irse en transporte público.

Consideramos que estaba muy bien de precio, teniendo en cuenta que no solo nos llevaría a Asilah, sino que antes pasaríamos por Cabo Espartel y grutas de Hércules. Hamal nos esperaría en Asilah hasta que acabarámos la visita, y nos traería de vuelta a Tánger. Vamos, que lo tendríamos todo el día a nuestra disposición.

Nos fuimos a dormir después de fumarnos un cigarrito juntos. La habitación era súper confortable.  Caimos rendidos en la cama, con la ilusión, al igual que un niño pequeño, de estar pasando nuestra primera noche en ese precioso país, llamado Marruecos.

• Domingo, 02 de junio de 2013

Quedamos en vernos en el Hall del Hotel después del desayuno, que por cierto no estuvo nada mal teniendo en cuenta que desde el comedor de hotel veíamos el mar, y que tenían a una señora única y exclusivamente para cocinar una especie de crepes para el desayuno.

Dios, ¡la bollería en Marruecos es exquisita!

Hamal estaba en la puerta esperando. El coche era enorme. El hombrecillo estaba todo preocupado con que no le rompíeramos el coche. De hecho, una de las ventanillas ya estaba rota, y no podía abrirse. 

Nos paseó por la zona de Tánger donde vive la gente con más poder adquisitivo. Pudimos ver desde fuera numerosas casas enormes, incluyendo una de las casas donde el Rey Mohamed VI veranea (espectacular).

Y por fin, hicimos nuestra primera parada en Cabo Espartel.

La magia de Cabo Espartel reside es uno de los límites del  Estrecho de Gibraltar y desde ahí  puede verse como se juntan las aguas del Mar Mediterráneo y las del Oceano Atlántico. Las vistas son maravillosas. 

Cabo Espartel

Lo que véis en la foto es el faro construído en el año 1870, aunque sigue en funcionamiento hoy en día.

Cabo Espartel

En Cabo Espartel también se agrupa un conjunto de marroquíes con sus respectivas paraditas de souvenires. Le compré una pulserita a un buen hombre, que luego tuvo la amabilidad de ponerme este gorro en la cabeza para que la foto fuera del todo ideal.




La visita en Cabo Espartel no duró más de 30'. Lo justo para visitar las paraditas, hacer cuatro fotos graciosas y contemplar un rato las incomparables vistas desde este famoso mirador.

Las tres en Cabo Espartel

En Cabo Espartel

Anonadados con Cabo Espartel todavía, el tiempo se nos tiraba encima, así que nos subimos de nuevo al coche de Hamal. Tenía la sensación de subirme al bus escolar, típico de cuando los niños salen de excursión. 

Si Cabo Espartel es increíble, no sé con que otro adjetivo calificar lo que veríamos después.

Las Grutas de Hércules es todo un espectáculo de la naturaleza, aunque se cree que parte de estas cuevas han sido construídas artificialmente por antiguas civilizaciones.

A diferencia de Cabo Espartel, la entrada a las Cuevas de Hércules no es gratuita, hay que pagar 0,50 € (precio simbólico). La tarifa es fija (de hecho hay un cartel en la entrada con el precio estipulado) así que nunca paguéis más que eso.

Entrando a las Cuevas

Su nombre, tiene que ver con la mitología griega al indicar que fue aquí donde Hércules descansó tras realizar sus 12 trabajos.

Mi marido y yo en las Grutas de Hércules

Las Cuevas estan tocando al mar, y por lo tanto, cuando hay marea alta este ídilico lugar se inunda. En cualquier caso, os hará gracia ver que incluso hasta aquí llegan los vendedores y montan sus paraditas de souvenires y fotografías.

No nos paramos en las tiendas esta vez. Hamal nos esperaba fuera, así que nos dedicamos a tirar unas cuantas fotos ya que éste era sin duda, uno de los mejores lugares para tirar fotos en Marruecos.

En las Grutas de Hércules

Interior Grutas de Hércules

En definitiva, las Grutas de Hércules es una visita obligatoria si váis a Tánger, puesto que es un lugar de gran valor arqueológico. Por cierto.... no pretendáis bañaros aquí (la corriente aquí no es muy ideal para bañarse.....)

Foto buenísima en las Grutas

Las tres en las Cuevas

Informaros que a la Gruta de Hércules hay que llegar en Taxi, mejor con el coche de color crema, y que no hay una tarifa fija, con lo cual es obligatorio regatear. Que no os tomen el pelo, ya que las Grutas solo estan a 14 Kms de Tánger, aunque eso sí, es altamente recomendable hacer el itinerario que todo el mundo sigue :  Espartel - G.de Hércules - Asilah.

De camino a Asilah

Nos subimos todos juntos en el coche, camino a Asilah, ciudad situada a unos 45 KM de Tánger, y de visita obligatoria e imprescindible si váis a Tánger. Estuvimos un rato subidos en el coche, pero no nos aburrimos : las vistas de la costa atlántica eran fantásticas. Había kilómetros y kilómetros de playa. Parecía interminable.

Hamal nos dejó en la entrada del pueblo, a primera línea de mar. Hicimos un pit stop en un bar, junto a la muralla, para refrescarnos y para que las chicas pudiéramos ir al baño.

Atravesamos las murallas para visitar la Medina y echamos a andar. Nos dejamos perder por sus calles, estrechas y antiguas y con algunas tiendas. Como más andabámos más asombrados estábamos con este lugar todo pintado en blanco y azul.

En Asilah

Maria la tienda de las sandalias en Asilah

Calles de Asilah

Sin duda, Asilah, iba a superar con creces la ciudad de Tánger. Asilah nos pareció un pueblo mucho más limpio y mejor cuidado. En cierta manera, sus casas, de estilo árabe, todas residenciales y pintadas de blanco y azul unicamente, aunque con algunos murales, nos recordaba el aire mediterráneo de Ibiza.

Hacía mucho calor, y agradecimos que el pueblo no estuviera masificado de turistas por sus callejuelas. Al contrario, y aunque sí que había vendedores, podíamos gozar viendo a las mujeres llevar a los niños al colegio, entre otros ciudadanos paseando. Entendí perfectamente por qué Carmina Ordóñez pasaba temporadas viviendo aquí, y es que, francamente, tenía la sensación de estar en uno de los rincones más maravillosos y menos conocidos de este planeta.



En Asilah también podéis aprovechar para compraros recuerdos varios. Tiendas de souvenires no faltan en Marruecos. Aproveché para comprarme, entre otras cosas, un cuadro artesanal precioso (veréis cientos de cosas artesanales), y al igual que en Tánger, podéis encontrar hasta ropa de marca falsa. Tened en cuenta que la principal actividad económica de este lugar es el turismo.

De tiendas por Asilah

De tiendas por Asilah

Vendedor trabajando

Oscar en Asilah

La sensación que uno tiene al entrar en este lugar es de haber viajado varios años atrás en el tiempo.

Es innegable el sentimiento de tranquilidad que transmite Asilah con sus casas pintadas de blanco, y el misterioo silencio que reina en las calles. No se oía un alma.

Poco se parecía a la caótica Medina de Tánger : aqui no había zocos, olores a especias, ni el bullicio de ésta en general.


  

Con un perrito en una tienda

Mirador de Caraquia

Finalmente, tras haber andado un buen rato por las calles espléndidas de Asilah, llegamos a uno de los extremos de la Muralla, el increíble Mirador de Caraquia.

El Mirador de Caraquia es un lugar que nos dejó sin palabras, es un lugar indescriptible, y al que os recomiendo encarecidamente llegar. Parecía la cúspide, el premio que estábamos recibiendo por haber andando bajo el sol por las pequeñas calles de Asilah.

Nos sentíamos como si hubiéramos encontrado un tesoro....

Así que no dejéis de disfrutar de este lugar tan único, donde podréis sentaros y sentir la calma y harmonía, mientras os quedáis maravillados con las vistas hacia el Atlántico.

Buni en el Mirador de Caraquia

....Atlántico...

Con uno de los mejores murales en el Mirador

 Fue en este lugar tan pintoresco donde tomamos una de las mejores fotos de Marruecos : la foto donde salíamos tod@s!

Tod@s

Mural

Nos dimos la vuelta para seguir disfrutando de los rincones del pueblo, no sin antes contemplar uno de los murales que nos daban la despedida al salir del Mirador.

Natalia, Maria y yo

Sin duda, todo era arte y todo era perfección.

  

Volvimos por otro camino, dejándonos perder por el pueblo. 

Desde la Medina, podíamos ver la playa, la escuela, y la gente en general.

En la Medina de Asilah

Chicos jugando en la playa

Nos dimos un último paseo por las tiendas de ropa, a las que luego volveríamos para que Estanis pudiera regatear por unos tejanos, y atravesamos la Muralla para ir a comer.

Como había hambre y hacía calor, nos dejamos seducir por el primer restaurante barato que vimos al salir de la Medina. El Restaurante Sandwich Pyramid nos llamó la atención por su terraza a la sombra. La comida en si no estaba mal : nos comimos una buena fritura de pescado, por cuatro duros! No obstante, no os recomendaría este sitio a no ser que queráis comer rodead@s de gatos, y con alguna que otra cucaracha subiendo por las piernas de alguien, como fue el caso de Natalia!

Pero quizá lo mejor fue el momento en que las mujeres quisimos ir al baño, y nos encontramos con un baño "unisex", sin puerta (aunque con cortina, todo hay que decirlo) y con un miserable agujero en medio, no apto para personas que no tienen equilibrio. Las risas estan aseguradas en este lugar.

Ahí os dejo una foto de la carta del lugar, para que veáis los precios!  Os recuerdo que 11 Dirham equivalen a un 1€ ... más barato, imposible.

En mi opinión, más vale que paguéis un poco más, y comáis en algún lugar más decente, como en Casa Pepe, donde podéis comer pescado, paellas, etc, y los demás que están en la entrada principal de la Medina, y que parecen más curiosos. Eso sí, en Casa Pepe se sirve comida española, así que si lo que buscáis es comer algo típico marroquí, este no es vuestro lugar!

Hamal vino a recogernos, quizá un poco enfadado porque no habíamos comido en el restaurante de su amigo (debía ir a comisión). Estuvimos un rato dándole el coñazo, con que queríamos ir a la playa. Aunque al principio no parecía hacerle gracia, y debía pensar en cómo le íbamos a dejar su impoluto coche de arena, finalmente cedió, y a mitad camino nos dejó en una carretera y se fué a tomar un café con Cesc. 

Los demás cruzamos la carretera con las chanclas, el bañador y la toalla atraídos por la idea de bañarnos en el Atlántico.

En la playa

En cuanto pusimos el pie vimos que quizá no había sido tan buena idea! Sólo fueron 15 minutos, los justos para refrescarnos ante la atenta mirada de las mujeres marroquíes vestidas de pie a cabeza bajo la sombrilla. Nos secamos los biquinis y bañadores, y volvimos al coche, dirección Tánger : tenía unas ganas enormes de conocer el Café Hafa!

Hamal nos dejó cerca y nos indicó por dónde ir. El señor estaba deseando que bajáramos de su coche, después de pasarnos media hora discutiendo unos con otros, a grito pelao, de política.

Las calles cercanas al Café olían a menta.

Café Hafa

El Café Hafa fue sin duda uno de los sitios más espectaculares de Tánger. ¡Qué paz siente un@! Creo que todos nos quedamos asombrados, al entrar y ver que se trataba de una terraza tras otra, situado en un enclave natural y con las escaleras en bajada por el medio de ellas, y al final de todo.... el mar.

Sí, lo había visto en fotos, pero sin duda, era mucho más espectacular en directo. 
  

En el Café Hafa

Óscar en el Café Hafa

Sin duda, había sido un día lleno de sensaciones. La de ver el Mirador de Caraquia, y en aquél momento en el Café Hafa, donde , a pesar de ser tan grande, tuvimos suerte de encontrar una mesa, y donde un montón de marroquíes pasaban la tarde con sus juegos de mesa, y con sus charlas de cara al Estrecho de Gibraltar.

En el Hafa

Volvía a tener la sensación de estar en un lugar único en este mundo.

Té de menta

Fieles a las opiniones de los foros, todos nos decantamos por un té de menta, que al fin y al cabo es por lo que se conoce al Café Hafa. También nos pusimos hasta arriba de almendras que le compramos a un vendedor que se pasaba mesa por mesa.

En el Café Hafa

Es espectacular ver como el camarero se pasea por las terrazas con un cacharro donde caben como 10 vasos de té de menta, y va repartiendo!

El té de menta viene a ser lo que un mojito, pero en caliente. Para no gustarme el té, debo reconocer que estaba de miedo.

En definitiva, este bohemio y mágico rincón es de visita obligatoria. ¡No os arrepentiréis de llegar a este lugar de ensueño!


Volvimos al hotel dando un buen paseo, pasando por la Medina. Estanis y Natalia volvieron en  Taxi, pero María y yo queríamos patearnos un poco más el zoco, y arrastramos a nuestros maridos a ir de compras un poquito más.

Hay que decir que llegamos exhaustos al hotel. Descansamos un ratito, nos duchamos y decidimos encontrarnos en el Sky Lounge, en la planta de arriba. Como siempre, una odisea para llegar, puesto que no subo en ascensores, y tuve que subir siete pisos andando y pedir que me abrieran desde arriba. Eso sí, valió la pena.

Desde el Sky Lounge podíamos ver territorio español, y la luz de un pequeño faro al otro lado. Las vistas de la playa eran impresionantes.

María y Cesc en el Sky Lounge

Pasamos un buen rato allí sentados, fumando Sisha. Nos había costado 20 € y obviamente, había que amortizarlos. Cada 10 minutos aproximadamente venía un chico, a cambiarnos el carbón y seguíamos dándole que te pego a la pipa.

Una vez oscureció, bajamos a cenar. Para variar, a nuestro amigo del Oumnia. Muy a mano. Después de un helado y un paseo, decidimos finiquitar el día, y volvimos al hotel.

• Lunes, 03 de junio de 2013

Hoy era nuestro último entero en Tánger, y prácticamente habíamos visto lo que queríamos. Vamos, que nos sobraba un día.

Durante el día anterior habíamos barajado varias posibilidades para hacer, pero aún no estaba nada decidido. Los demás querían aprovechar el lunes para descansar, y poder disfrutar de la piscina de hotel. Por otro lado, yo me moría de ganas de conocer algo más, y se me metió en la cabeza que debíamos ir a Tetouán. 

Tetouan

Unos minutos después ya estábamos montados en el taxi, dirección a Tetouán. Pagamos entre los dos 60 € al taxista, por llevarnos a Tetouán, esperarnos allí y devolvernos a Tánger. Tetouán estaba situada a unos 60 Km de Tánger, y más o menos teníamos una hora de camino. Durante el camino tuvimos una animada charla con el conductor, que nos hablaba del divorcio en Marruecos, de su hijo que vivía en España y hasta de cómo fumaba porros en su propio taxi con dos turistas españoles.

Nos sugirió que contratáramos un guía a nuestra llegada a Tetouán por seguridad. Yo ni de lejos quería contratarlo, puesto que me parecía una mandanga de la cuál el taxista iba a sacar tajada, y se iba a llevar comisión. Mi marido, por el contrario, si que queria contratarlo. Así que pagamos 15 € más, y tuvimos guía todo el viaje.

Aunque en mi opinión Tetouán se veía seguro, agradecí finalmente llevar al guía con nosotros puesto que aquella Medina era peor que un laberinto.

De excursión con un guia en Tetouán

Tetouán no tenía nada que ver con Tánger. Mientras esta última se veía más moderna, con el mar, y quizás más enfocada al turismo, Tetouán distaba mucho y daba la sensación de viajar aun más en el tiempo, hacia atrás.

Para ir a visitar la Medina de Tetouán es estrictamente necesario ir con la menta muy abierta, y  con ganas de conocer otra cultura, lejos, muy lejos de la nuestra. Solamente así podrá uno acordarse de ella como un caos encantador.

En la Medina de Tetouán

Los vendedores se agolpaban en sus tenderetes de frutas, e incluso con una manta en el suelo, vendiendo desde ropa hasta pescado, rodeados de gatos. El olor a comida, mezclado con especias, era realmente impactante. 

El guía nos llevó por lugares recónditos de la Medina, y nos enseñaba los más antiguos edificios. 

En la Medina de Tetouán

Lo cierto es que entre tanto bullicio de gente, vendedores con su carro lleno de alimentos pidiendo paso y ciudadanas comprando, asomaban casas y calles hermosas, dignas de foto.

Rincones de Tetouan

Rincones de Tetouán

Rincones de Tetouán

Rincones de Tetouán

Me encantaron esas callejuelas que parecían inhóspitas y que escondían casas sin apenas ventanas. Según el guía, se debía a la costumbre de los árabes de preservar su vida en total privacidad, de forma que todo lo que ocurra quede de puertas para adentro. Por lo menos, estos pequeños rincones en plena Medina de Tetouán nos daban un poco de vida al refugiarnos del calor del mediodia.

Rincones de Tetouán

Rincones de Tetouán

El guía nos acabó llevando, a través del barrio de los artesanos, a una fábrica de cuero, situada al aire libre y por la que no hay que pagar ninguna entrada. Aviso que los olores son fuertes en este lugar, pero que vale la pena visitar. Es totalmente curioso ver como bañeras de agua donde remojan las pieles, cómo las secan y como las trabajan bajo el sol.

En la fábrica de cuero

En la fábrica de cuero

En la fábrica de cuero

 

El cementerio de Tetouán

Después de visitar desde uno de los miradores el cementerio de Tetouán (había que recorrerlo todo, ¿no?), proseguimos nuestra excursión entre personas, gatos y burros, empapándonos de este ambiente marroquí, hacia nuevos rincones de la Medina.




Al final de una pequeña calle, llegamos a un restaurante que parecía más bien un Palacio. Su nombre, Palace Bouhlal, no podía ser más acertado. Enorme, y con una belleza barroca exagerada. no era de extrañar que las guías de viajes recomendaran este lugar. Nos encantó este sitio, tan típico marroquí.

Aquí podréis comer más o menos por 100 MAD, lo que os costaría un menú en España. Solamente por la exclusividad del restaurante, vale la pena.

• Tlf Palace Bouhlal : 039 998797 

Palace Bouhlal

Palace Bouhlal

Barajamos la opción de ir a comer a este lugar cuando se hiciera la hora, pero otro lugar cercano nos encandiló.

El guía nos llevó a una especie de casa - restaurante, llamado Casa Medina Sana y regentado por una amable familia marroquí. Una chica que aparentaba tener mi edad nos recibió. Hablabla muy bien en castellano, y nos preguntó de donde veníamos. Al decirle que de Tarragona, se le iluminó al cara, y empezó a hablarnos en catalán, y es que Mariem, que así se llamaba, había vivido en nuestra ciudad durante unos años.

En Casa Medina Sana, Tetouán

Enseguida noté un feeling con la muchacha, y decidimos volver aquí para comer. Le dijimos lo que queríamos comer, para dar tiempo a su madre, la cocinera, para apañarnos la comida.

Así que una hora después ya estábamos en esta casa de estilo árabe, esperando en el sofá de su comedor a que la comida estuviera hecha.

Os recomiendo encarecidamente este lugar, si queréis comer platos únicos marroquíes y queréis ser bien atendidos.

Vistas desde Casa Medina

Mariem es una persona encantadora. Nos enseñó la casa -que estan transformando en un hotel -, incluído la azotea desde donde se ve media ciudad,  y nos presentó a parte de su familia.

En Casa Medina, Teotuán

La comida no podía ser más exquisita. Fué lo mejor que comí en Marruecos. Nos habiamos decantado por Harira, la sopa marroquí por excelencia -plato muy contundente y que revive a un muerto -, y Tajín, otro plato más que típico en Marruecos, y curioso por el recipiente donde viene servido.

¿Sabíais que la Harira es tan contundente, que los marroquíes la toman sobretodo durante el Ramadám?



Pero sin duda, recordaré este lugar por la Pastela - una especie de empanadilla con pollo, cebollas, y almendras, que estaba de miedo- y los postres caseros de la madre de Mariem.


Sin palabras. Sabia que en ningún otro lugar volvería a comer platos marroquíes tan exquisitos como aquí.


Pagamos por la comida alrededor de 20 € entre los dos, al cambio. Más o menos, lo que pagaríamos en España.

Rincones de Tetouán

Me marché de este lugar con una tristeza enorme. Haber conocido a alguien tan especial como Mariem, y haber hablado con ella, siendo tan parecidas y tan diferentes a la vez, no entraba en mis planes.


Ya practicamente era hora de marcharnos, así que el guía vino a recogernos, y salimos de la Medina, pasando de nuevo por esas calles interminables que formaban ese hermoso laberinto de Tetouán. Afortundamente, entre calle y calle, aparecían más rincones dignos de fotografía, así que mi marido no dudó en amortizar esa fantástica cámara que se había comprado meses antes.

Rincones de Tetouán

Rincones de Tetouán

Rincones de Tetouán

Ricones de Tetouán

Rincones de  Tetouán

Rincones de  Tetouán

Rincones de Tetouán

Fuera de la Medina, Tetouán tenía un aspecto más limpio y más moderno, aunque con menos carácter árabe.

Acabamos en la Plaza España. La Plaza estaba vallada, y es que literalmente, se les ha privado a los ciudadanos del disfrute de ésta, para su uso por parte del Rey Mohamed VI, especialmente durante sus vacaciones.

Plaza España en Tetouán

 

Plaza España en Tetouán

Llegados al párquing, vimos al taxista, y mientras mi marido fue a buscar cambio para pagarle al día, me fumé un cigarro con él, a la espera de ponernos en marcha.

Así que abandonamos este lugar, tan diferente al resto de lo que habíamos visto. Con ese olor peculiar, esos extraños hogares escondidos en lo más remotos rincones, y esas calles, tan misteriosas como exóticas a la vez.

La vuelta se me hizo corta. Mi marido se durmió en el asiento trasero del coche, mientras yo me sentía totalmente fascinada hablando con el taxista acerca del Islam y de todos los pormenores de la vida de los musulmanes, sobre los que  sentía una curiosidad infinita.

Una vez en el hotel, bajamos a la piscina junto al resto, que habían pasado gran parte del día bañándose. 

Una vez se fue el Sol, nos duchamos, y nos pusimos en marcha hacia -como no- nuestro sitio preferido para cenar! Aquella noche, no obstante, no fuimos directos a cama después de cenar, sino que nos sentamos en la discoteca del hotel, a ver como un marroquí, con gafas y esmoquin, cogía un micrófono, y se disponía a cantar un repetorio de música árabe, de la que solo entendíamos  " Habibi, Habibi, Habibi". 

•  Martes, 04 de junio de 2013

Día de hacer las maletas. Por suerte, hasta después de comer no teníamos que coger el avión! 

María y yo nos moríamos de ganas por ir a visitar una vez más una de las primeras tiendas de souvenires que vimos el primer día, así que después de desayunar en el hotel esas ricas tortas que hacía aquella señora marroquí en vivo y en directo en una terraza, nos pusimos en marcha. El resto se quedó en el hotel. Probablemente estuvimos más de media hora, viendo cada una de las cosas que aquél hombrecillo tenia en la tienda, mientrás él escuchaba por la radio el Adhan (oración árabe).

Volvimos con varias cosas hacia el hotel. De camino, también hicimos alguna que otra parada, como en el kiosko, donde me compré un periódico en árabe, para recordar mi estancia allí.

Hora de irnos...

Nos montamos en el coche de nuevo amigo Hamal, quién por cierto intentó cobrarnos el doble de la tarifa estipulada para ir al aeropuerto (120 MAD).  Al final, ni para uno ni para otro, pagamos algo más que 120, pero no el doble.

Esperando en el aeropuerto

En cierta manera, tampoco salíamos perdiendo, teniendo en cuenta que en vez de coger 2 taxis, íbamos  los seis en uno. Me sentía super triste y apenada por tener que abandonar este lugar. No dejaba de darle vueltas y pensar cuándo y cómo podría volver, con qué excusa y con quién... 

Después de comer cualquier cosa en un bar del aeropuerto, bastante cutre, por cierto,  nos montamos en el avión.

Ver Barcelona desde la ventanilla no estaba mal. ¡Qué buen tiempo!, pero en el fondo iba a echar de menos los zocos, la amabilidad y la humildad árabe en cada rincón, entre otras cosas. A ver ahora quién iba a cocinarme en España Harira, Tajín o Pastela....